martes, 19 de mayo de 2009










AMANECE LA CIUDAD

Lentamente la ciudad se despereza
mientras la lluvia moja las aceras.

Las luces de neón van disipando
los últimos resquicios de la noche.

Unas sombras irrumpen por las calles
transitando hacia destinos previsibles.
Otras -presurosas-inundan las esquinas
de húmedos olores a sabanas furtivas.

Los sin techo abandonan los cartones
mientras la lluvia moja las aceras.

No hay cobijo para sus almas desnudas
en la cruel ciudad que se despierta.

Solo queda caminar sin rumbo fijo
desmarcándose del paso de la gente,
sin nada que perder, nada se pierde
y el futuro así, se torna indiferente.

Vuelvo a casa -y se que tengo suerte-
herido de la noche que se muere.

Voy llorando ausencias -y amanece-
mientras la lluvia moja las aceras.

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