jueves, 21 de mayo de 2009



En la inmensidad del universo

apenas somos perceptibles,

pasamos por su eternidad

el breve instante

de las estrellas fugaces.

A LUCIANO

Dentro de esa soledad
por muros custodiada,
tan acompañado
del silencio,
duerme el eterno sueño
alguien que no eres tú,
pero que fuiste.

Mientras tanto
te presiento
en la serena luz
que la tarde derrama
sobre la copa de vino,
y no podrán
los días grises de abril
apagar tu risa
contagiada de futuro.

Te echo tanto de menos
pero aún sigo
notando en el alma
tu abrazo de amigo.



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